¿Para qué este espacio terapéutico?
Este espacio nace para acompañarte a mirar con más suavidad lo que tuviste que esconder, callar o adaptar para poder seguir. Para dar lugar a lo que aún pulsa dentro y busca ser visto. La terapia es, para mí, un encuentro con tu verdad más íntima, en un entorno cuidado, ético y con conciencia del mundo que habitamos.
Terapia
Mi enfoque parte de la comprensión profunda de que nuestras experiencias personales están entrelazadas con factores sociales, culturales y políticos. A través de un proceso terapéutico relacional y consciente, busco ayudarte a reconectar con tu experiencia interna y con aquellas partes de ti que pudieron haber sido silenciadas o moldeadas por presiones externas.
Trabajo integrando la Terapia Gestalt y Compassionate Inquiry, con especial atención al cuerpo como lugar de memoria y expresión. Siempre desde una perspectiva crítica a los sistemas de poder —como el racismo, el colonialismo, el capacitismo y el patriarcado— que estructuran nuestras vidas, nuestras relaciones y el modo en que habitamos el mundo.
Trauma y dimensión sociopolítica
Desde esta mirada, el trauma no es solo lo que ocurrió, sino lo que pasó dentro de ti cuando eso ocurrió. Es la desconexión que tu cuerpo y tu mente hicieron para protegerte: alejarte de lo que sentías, de lo que necesitabas o de lo que eras, porque no hubo espacio, escucha o sostén.
Trabajo desde una visión biopsicosocial del malestar, entendiendo que el trauma tiene también una dimensión colectiva y estructural. Muchas veces, lo que duele no nace solo adentro, sino en la forma en que fuimos negadas, exigidas o silenciadas por sistemas sociales que nos atraviesan. Por eso, en este espacio no solo trabajamos lo personal, sino también cómo lo social y político moldea nuestra experiencia.
Lo relacional
Trabajo desde una mirada relacional, en la que el vínculo terapéutico es central. Lo que traes a consulta se expresa también en el espacio entre tú y yo. Por eso, presto atención a lo que dices, pero también a cómo lo dices, cómo lo sientes, cómo nos vinculamos. Aquí no hay neutralidad: hay presencia, implicación y diálogo.
Lo corporal
Trabajo con el cuerpo porque es ahí donde muchas veces queda lo que no pudo ser nombrado: tensiones, bloqueos, disociaciones, agotamiento, ansiedad, insomnio, depresión. El cuerpo guarda las huellas de lo que intentamos sostener en soledad. En este espacio, abrimos lugar para que el cuerpo pueda hablar, sin forzarlo, desde la escucha y el respeto.
Lo político
Mi acompañamiento es también político. No entiendo el sufrimiento individual como algo aislado. Vivimos en sistemas que generan exclusión, violencia y desigualdad. Nombrar el racismo, el colonialismo, el patriarcado o las desigualdades sociales no es algo externo a la terapia, es parte del trabajo terapéutico mismo. Porque sanar también es reconocer lo que nos ha herido desde fuera, y construir otras formas de estar en el mundo.
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